Conoce la historia de Alejandro Salinas Vela, capitán de la selección mexicana de fútbol de mesa y orgulloso colaborador Tecmilenio
Uno de los hábitos que más ayuda en el balance de vida y carrera es la práctica de un hobby o pasatiempo extracurricular, ya que además de brindarte diversión y esparcimiento, puede permitirte desarrollar competencias que no desarrollarías de otra forma.
Para darte un ejemplo de ello, charlamos con Alejandro Salinas Vela, líder de generación y coordinación académica de Prepa Tecmilenio, y capitán de la Selección Mexicana de Fútbol de Mesa que representó a nuestro país en el campeonato mundial celebrado en Nantes, Francia.
¿Quién es Alejandro y cómo comenzó su pasión por el futbolito?
Alejandro tiene carrera en Psicología con una maestría en Administración y Recursos Humanos y actualmente apoya a los estudiantes de segundo año de preparatoria en Tecmilenio como líder de generación.
Descubrió su pasión por el fútbol de mesa desde que él mismo estudiaba preparatoria porque se volvió una rutina para pasar el tiempo con sus amigos después de clases, poco a poco fue descubriendo más lugares que tenían mesas para practicarlo y eventualmente encontró torneos locales, regionales y nacionales.
Además de los premios tanto monetarios como en especie que recibía por ganar torneos, Alejandro también comenzó a ganar experiencias, como un viaje a España que le permitió conocer los estadios del Real Madrid y el Barcelona, esto lo motivó a llevar este pasatiempo a otro nivel y jugarlo de manera profesional.
El camino hacia el mundial del futbolito de mesa
Hablando precisamente del mundial, hubo una participación de 46 países y Alejandro participó en la categoría “Classic Men”, “Singles”, “Doubles” y en la “General” de la nación, representando a México.
Seleccionados mexicanos para el mundial de futbol de mesa en Francia.
De izquierda a derecha:Jorge Villarreal, Diego García (arriba), Yahir Pérez, Bruno García, EXATECMI de preparatoria, Adolfo Tortolero y Alejandro Salinas (abajo).
El primer paso que tuvo que dar Alejandro fue armar el equipo, ya que eran varios requisitos que se tenían que cumplir, como tener la capacidad de pagar su propio vuelo (la Federación Mexicana de Fútbol de Mesa solo los apoyaba con el hospedaje), que tuvieran dos semanas disponibles para dedicarle al torneo, y por supuesto, que fueran muy buenos y a la altura de representar a México.
Después de ingeniárselas con rifas para obtener los fondos necesarios para el viaje, se logró formar un equipo de siete personas, lamentablemente un jugador del equipo titular tuvo que abandonar la competencia y así quedaron con el mínimo de jugadores (seis) para ser aceptados en el torneo. De no haber hecho este esfuerzo previo, no hubieran podido participar.
En el Mundial tuvieron la oportunidad de medirse contra Alemania, Eslovenia, Finlandia, Bélgica, Rumania y finalmente, Chile, todos ellos rivales de alto nivel que representaron un reto muy importante para el equipo mexicano, a final de cuentas terminaron en noveno lugar de la competencia principal y con mucho aprendizaje para mantener el nivel del fútbol de mesa en nuestro país en alto.
Superando un reto a la vez
El dedicarte profesionalmente a una actividad que pareciera un “pasatiempo” tiene sus dificultades, por ejemplo, Alejandro tuvo que seguir su pasión y su voz interior a pesar de que personas cercanas a él le decían que no podría vivir de eso y era solo un hobby para distraerse en sus tiempos libres, incluso a él mismo le parece que, si pudiera viajar en el tiempo y decirse a sí mismo “si sigues jugando a esto algún día vas a jugar un campeonato mundial”, le costaría un poco de trabajo creérselo.
Otro aspecto importante a destacar es que Alejandro fue mejorando en sus habilidades en este deporte cuando empezó a asociarse con más personas con su misma pasión.
“Yo normalmente en los campeonatos quedaba en 4° o 5° lugar jugando yo solo, pero cuando empecé a jugar en parejas y en equipos fue cuando empecé a ganar primeros y segundos lugares”, y uno de los factores a los que atribuye esta mejora es que sintió más confianza en sí mismo al encontrar más personas con las que compartía este pedacito de su vida y sentía más motivación para superarse a sí mismos.
“Para nosotros era una ganancia el simplemente estar ahí, representar a nuestro país en un mundial”.
Un propósito de vida que lo mueve
Los aprendizajes que ha tenido Alejandro tanto como líder de preparatoria como capitán de la Selección Mexicana de Futbol de Mesa le han dejado claro su propósito de vida, siente el llamado de compartir sus experiencias para inspirar a los jóvenes en todos los aspectos.
Por ejemplo, desde hace un año abrió un taller de fútbol de mesa para estudiantes en Tecmilenio, un egresado llamado Bruno, quien fue reclutado, ganó un torneo en un Nacional en Guadalajara en la categoría “Dobles” haciendo equipo con Alejandro, donde también formó parte de la selección mexicana del mundial en la que asistieron este año.
“A mí me llena de satisfacción, verlos, llegar a un primer o segundo lugar. Voltear atrás y ver todo el camino recorrido, te hace darte cuenta de todas las competencias que desarrollaste, el trabajo en equipo, la paciencia, la tolerancia; todo eso se pone a flor de piel. A mí me gustaría ser reconocido como una persona que impulsó bastante al deporte y que dejó trascendencia con todos los jugadores”.
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