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Vitalidad y productividad

Una de las fortalezas de carácter más relacionada con el logro de metas y, por tanto, con la productividad, es la vitalidad. En inglés le llaman “zest”, que es una palabra que quiere decir sazón, así como disfrute y placer. Quien tiene “zest” vive con pasión por la vida, no toma las cosas a medias, sino que las enfrenta con energía. En español no tenemos una palabra que tenga todos estos significados, pero en todos los casos “zest” se refiere a una fuerza interior que da vigor, entusiasmo y vitalidad. Una fuerza que ayuda a sentirse vivo, activo, emocionado por lo que cada día presenta.
 
Como fortaleza de carácter, la vitalidad es una de las cinco más altamente relacionadas con la felicidad y el bienestar. Las otras cuatro son la curiosidad y el interés por el mundo, la esperanza y el optimismo, la gratitud y la capacidad de amar y ser amado. La vitalidad o entusiasmo está relacionada con la autonomía para tomar las decisiones propias, pero también con la conexión, así como con el cumplimiento de metas.
 
Las metas y la vitalidad
 
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En su libro Finding Flow, Mihaly Csikzentmihaly explica que sentirnos activos, fuertes y alertas  depende en gran medida de lo que hacemos: estos sentimientos se vuelven más intensos cuando nos enfrentamos a una tarea difícil, y se vuelven más atenuados cuando fallamos en el intento o cuando ni siquiera hacemos nada. Así que estos sentimientos dependen en gran medida de nuestras elecciones. Cuando nos percibimos activos y fuertes, también es más probable que nos sintamos felices, así que de esta manera nuestras decisiones personales contribuyen o impiden la felicidad.
 
Este autor también explica que las emociones reflejan estados internos de conciencia.
 
  • Las emociones negativas como la tristeza, el miedo, la ansiedad o el aburrimiento producen “entropía psíquica”, es decir, un estado en el que la atención no se puede enfocar de manera efectiva para lidiar con las tareas externas, porque se necesita restaurar el orden interno.
  • Las emociones positivas como la felicidad, el vigor o sentirse despierto son estados de “negentropía psíquica” porque no desvían la atención en rumiaciones o autocompadecimientos, sino que ésta puede enfocarse en las tareas que elegimos.
 
Decidir poner atención es fijarse de manera implícita una meta. Por tanto las metas se logran con más frecuencia en estados de negentropía psíquica, es decir, cuando no hay otros factores que distraigan y  quiten energía. La motivación requiere del entusiasmo, de la pasión por algo, pero al mismo tiempo los pequeños logros alimentan el entusiasmo, es un ciclo virtuoso. Si nos sentimos faltos de vitalidad, lo peor que podemos hacer mantenernos pasivos.
 
  • Lo ideal es hacer algo que me motive personalmente;
  • Pero si no, enfocarme en lo que estoy obligado a hacer también me da energía.
  • Lo peor y lo que quita más energía es no hacer nada y dedicarse a las rumiaciones mentales.
 
La vitalidad está muy relacionada con las metas, pues éstas ayudan a enfocar la energía psíquica, establecer prioridades y, de esta manera, crean un orden en la conciencia. Sin ellas, los procesos mentales se vuelven aleatorios y los sentimientos se deterioran rápidamente.
 
Ideas para vivir con entusiasmo 

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  • Haz algo porque quieres, no porque tienes que hacerlo.
  • Procura dormir bien y desayunar saludablemente para tener energía a lo largo del día.
  • Haz algo físicamente vigoroso en la mañana, aunque sea caminar 10 minutos.
  • Sal de tu rutina y busca involucrarte más en una organización o un proyecto de ayuda.
  • Encuentra tu pasión. ¿Qué te gusta hacer? Si ya lo sabes, establece un tiempo determinado para dedicárselo cada día. Si no, nunca es tarde para descubrirla. ¿Qué te apasionaba antes? Nunca es tarde para volverlo a intentar. 
Publicado: 2017-12-29 18:05:18
Autor: Universidad Tecmilenio