El pasado 21 de octubre se llevó a cabo en México D.F. el III Foro Internacional de Ciencias de la Felicidad. En este evento pudimos escuchar a David Cooperrider, creador de la Investigación Apreciativa; Margaret Greenberg, coach ejecutiva con enfoque en Psicología Positiva; y Jeff Olson, exitoso empresario que también reconoce el valor del enfoque positivo.
Las tres conferencias fueron ricas en contenidos y experiencias compartidas, pero para este boletín rescataré tres lecciones.
1. Mirar con aprecio
David Cooperrider ha trabajado con empresas, gobiernos y también con las Naciones Unidas para contribuir a crear una nueva realidad, en la que se puede hacer el bien y obtener buenos resultados corporativos. En inglés, él lo resume diciendo que es posible "to do good and do well". Para esto hay que tener una mirada apreciativa, en la que se puedan ver las fortalezas y recursos de las personas así como los de la organización. Siempre habrá problemas, pero también hay soluciones. Existen las adversidades, pero también hay oportunidades. Aunque haya muchas carencias externas, siempre hay recursos internos para salir adelante. Como líderes debemos aprender a mirar con aprecio los talentos, fortalezas y recursos de cada una de las personas de nuestro equipo. Son un bien intangible, más valioso que el software más reciente o la maquinaria más avanzada. La mirada apreciativa permitirá descubrir recursos, soñar y diseñar un mejor futuro, así como mejorar nuestro destino.
2. Practicar tres maneras de florecer
Margaret Greenberg nos explicó que la Psicología Positiva no es estar feliz todo el tiempo ni negar que existen los problemas. La Psicología Positiva estudia todo lo que contribuye al bienestar y ayuda a las personas a florecer. Sus descubrimientos pueden aplicarse no sólo a las personas, sino a las organizaciones. Esta coach ejecutiva nos compartió tres consejos para que los líderes puedan favorecer la productividad: dejar de ser un experto, reconocer el contagio de emociones y enfocarse en las fortalezas.
· Dejar de ser un experto. Quien cree que lo sabe todo tiene una mentalidad fija, que le impide adaptarse al cambio. A un buen líder le conviene reconocer que no lo sabe todo, que siempre puede aprender, para poder ser flexible en estos tiempos en los que el cambio es cada vez más rápido. Así enfrentará con flexibilidad y creatividad los obstáculos que surjan.
· Reconocer el contagio de emociones. En todos los grupos humanos hay emociones predominantes y éstas generalmente son las del líder. El líder debe aprender a reconocer sus estados psíquicos internos y aceptarlos. También puede aprender a cambiarlos con ayuda de la respiración y con ayuda del cuerpo, para poder comunicar emociones positivas a su equipo, y motivarlos a enfrentar los retos.
· Enfocarse en las fortalezas. Margaret Greenberg nos invitó a preguntarnos: ¿qué hago realmente bien?, ¿qué trabajo me llena de energía?, ¿cuál es la mejor versión de mí mismo? Si aprendo a reconocer mis fortalezas, podré reconocer las fortalezas en los demás y generar conversaciones en las que las soluciones surjan con ayuda del uso de las fortalezas de carácter individuales. Esto generará mayor involucramiento.
3. Valora lo pequeño
Jeff Olson invitó a la audiencia a cambiar el paradigma de que el éxito, la salud o las buenas relaciones causan la felicidad. Lo que la ciencia ha comprobado es que el bienestar precede o está asociado con el éxito, las relaciones positivas y un mejor estado de salud. Pero para poder vivir con más felicidad, señaló Olson, no necesito dar un salto cuántico, sino enfocarme en la ligera ventaja. El único momento que realmente tenemos es en el que estamos. El momento es insignificante cuando pensamos en el futuro que deseamos, pero es en estos pequeños momentos cuando construimos nuestro futuro, cuando tomamos las decisiones que aunque son mínimas nos acercan y mantienen en el camino hacia la mejor versión de nosotros mismos. No despreciemos el valor de lo pequeño.