Se ha hablado antes de las fortalezas del carácter como rasgos de la personalidad que son valorados en todas las culturas (Seligman y Peterson 2004).
Existe una clasificación de fortalezas del carácter adicional a las categorías de virtud tradicionales que presentan estos autores. Chris Peterson antes de morir generó un modelo de cuatro dimensiones: mente, corazón, yo y los demás. Las veinticuatro fortalezas del carácter tienen ahora una nueva división de acuerdo a dos criterios si son más cognitivas o emocionales o si son introspectivas o hacia los demás. Cada persona tiene su huella personal como se ha tratado en otros artículos. Existe un grupo de fortalezas orientadas a los demás y a las emociones: el liderazgo, la amabilidad, el trabajo en equipo, la gratitud, el amor y el perdón.
Quienes poseen estas fortalezas están mejor equipados para tener relaciones sociales exitosas y generar un sentido de comunidad, por ejemplo, las personas amables suelen ofrecer ayuda y ser cariñosas. Por lo tanto, estas personas suelen ser miembros valorados de las comunidades, por otro lado quienes tienen una alta capacidad de perdón son personas que tienen más comportamientos pro-sociales (a favor de otros). Dentro de la clasificación de las fortalezas de Seligman y Peterson los que tienen la fortaleza del trabajo en equipo generan confianza y son responsables hacia la comunidad. A estas personas les gusta trabajar lado a lado con los demás e incluso a favor de los demás.
Imaginemos comunidades llenas de amor, perdón, amabilidad, gratitud; donde el trabajo en equipo refleja un liderazgo positivo. Estas comunidades pueden ser el vecindario donde vivimos, nuestro lugar de trabajo, o el municipio que nos alberga. En otro trabajo de investigación Meik Wiking habla sobre el término lykke o felicidad en danés, dónde asume que hay algunas características que hacen que su ciudad sea una de las comunidades más felices; primero el sentido de unidad de las personas, la salud asociada a la actividad física, la libertad de acción y mantener unas expectativas sociales austeras.
En este sentido uno de los ejemplos comunes es un jardín comunitario; en Dinamarca la gente crea jardines comunitarios que pueden albergar flores o vegetales, incluso existe legislación que protege a los jardines creados para la convivencia y goce de la comunidad. No se trata solo de una fuente de alimentos sino de compartir la responsabilidad de mantener el jardín juntos. Esto aumenta el sentido de unidad y además genera libertad a la comunidad para elegir qué plantar.
Imagina qué puedes hacer con tus vecinos, o en tu colonia para generar proyectos que aumenten la cohesión de la comunidad donde vives o donde trabajas. He aquí algunas opciones:
¿Qué más puedes hacer por tu comunidad y para generar más comunidad en los grupos a los que perteneces?