La curiosidad nos ayuda a aprender y a extraer significado de las nuevas experiencias.
Si buscamos la definición de curiosidad en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, su primera acepción es: "Deseo de saber o averiguar alguien lo que no le concierne". Sin embargo, los psicólogos positivos la consideran una fortaleza de carácter. La curiosidad, el interés, la búsqueda de novedad y la apertura a la experiencia representan el deseo individual de obtener habilidad y conocimiento.
Al hacer la taxonomía universal de las fuerzas de carácter (1), Chris Peterson y Martin Seligman descubrieron que la curiosidad es una de las fortalezas más fuertemente asociadas con varios de los elementos del bienestar, que conocemos como PERMA:
En su libro Curious (2), Todd Kashdan menciona una encuesta reciente que se hizo a 130,000 personas de 130 países para representar al 96% de la población mundial. En ella encontraron que los dos factores que influyen en qué tanto una persona ha disfrutado el día anterior eran:
Kashdan propone que la curiosidad es un ingrediente central para vivir una vida plena. la curiosidad lleva nuestra atención hacia lo novedoso, pero muchas veces en cuanto sentimos que entendemos o sabemos algo, dejamos de poner atención.
Una persona curiosa reconoce la novedad y obtiene disfrute y significado de lo que ésta ofrece. Quien es curioso, se hace preguntas y esto tiene que ver con la forma en la que se relaciona con sus pensamientos y sentimientos. No sólo observa, sino emplea su atención enfocándose de manera especial en lo que está sucediendo en el presente. Cuando somos curiosos, le sacamos jugo a los momentos estando realmente allí, sensibles a lo que está ocurriendo, sin importar si es diferente a lo que ha sucedido antes (pasado), o de nuestras expectativas (futuro). Con la atención plena fortalecida por la curiosidad, nos sentimos con energía, realmente vivos frente a lo que está pasando. La curiosidad genera interés, una emoción positiva que nos permite estar abiertos y receptivos para encontrar oportunidades, para descubrir y añadir sentido a nuestra vida. Si vivimos nuestros momentos con una actitud de apertura y curiosidad, podemos mejorar incluso los momentos más rutinarios de nuestra vida.
En primer lugar, la curiosidad nos motiva a buscar lo novedoso, ya sea ir a tomar un café con la persona que acabamos de conocer, probar una nueva moda, o leer acerca de un descubrimiento reciente en nuestro campo de trabajo.
Un segundo beneficio de la curiosidad es que nos ayuda a obtener significado de estas nuevas experiencias y a integrarlas en nuestra vida. Así podemos encontrar sentido, realizar cambios y mejoras.
Un tercer beneficio es que nos ayuda a incrementar el conocimiento, las habilidades y las competencias. Una persona curiosa estará siempre dispuesta a aprender, aunque sea un anciano seguirá preguntándose cómo funciona un nuevo invento, qué equipo va adelante en la Copa Champions o qué nuevos avances médicos existen.
Lo opuesto a la curiosidad es el desinterés, el tedio, el hastío... ¿A quién le gustaría vivir aburrido?
Por cierto, así duermen las jirafas:
1) Peterson, Christopher; Seligman, Martin; Character Strengths and Virtues. APA, Oxford University Press. NY, 2004.
2) Kashdan, Todd. Curious? Discover the missing ingredient to a fulfilling life. HarperCollins e-books.