¿Sabías que los vendedores optimistas concretan más operaciones comerciales que los pesimistas? El optimismo es una perspectiva de vida que favorece la aplicación de soluciones constructivas y realistas, que generan un buen impacto en el trabajo. Martin Seligman afirma que el optimismo es una forma habitual de explicarse la adversidad, por lo que considerar una negativa por parte del cliente como un acontecimiento temporal favorece el optimismo. Tú, ¿cómo ves el vaso: medio lleno o medio vacío?
Este investigador propone dos estilos explicativos para los acontecimientos que pueden generar un clima optimista o pesimista en el trabajo. Cuando las cosas salen mal, quien tiene un estilo explicativo pesimista se culpa a sí mismo; mientras que alguien con un estilo explicativo optimista lo atribuye a otros factores o busca una nueva manera de abordar el problema. La buena noticia es que el estilo optimista se puede aprender.
El vaso medio vacío
El trabajador pesimista cree que las cosas malas que le ocurren se deben a circunstancias permanentes: “No logré convencerlo de que contratara el servicio, porque no hago buenas presentaciones”; y cree que las cosas buenas obedecen a circunstancias temporales: “Me fue bien en la junta, porque el supervisor hoy estaba de buenas”.
Las personas que piensan que no pueden controlar los acontecimientos y sienten que éstos gobiernan sus vidas, se vuelven pasivas y resignadas. Muestran una desconexión entre su conducta personal y el resultado final, que les causa una concepción pesimista de la existencia y, a menudo, sufren depresión y ansiedad. a, porque el supervisor hoy estaba de buenas”.
El vaso medio lleno
El optimista atribuye la adversidad a causas temporales: “No logré concretar la venta porque quizá ahora no tiene presupuesto”; y las situaciones favorables las explica por causas constantes: “Me fue bien en la junta, porque el supervisor conoce mis fortalezas”.
Los optimistas se sienten capaces de controlar y dirigir, dentro de ciertos límites, el curso de los acontecimientos. La teoría del éxito, señala Seligman, dice que para seleccionar gente que pueda sacar adelante un proyecto complicado, hay que fijarse en tres características: aptitud, motivación y optimismo.
Cómo adquirir una mentalidad optimista
Generalización.Los sucesos pueden ser específicos o universales. Las explicaciones generales para las cosas malas producen una indefensión duradera, mientras que las explicaciones específicas producen resiliencia. Nota la diferencia: “Todos los jefes son injustos” o “Mi jefe es injusto”.
Personalización. Tiene que ver con la autoestima. Cuando ocurren acontecimientos adversos podemos culparnos a nosotros mismos, o culpar a otros y a las circunstancias. Una autoestima baja generalmente surge de un estilo explicativo interno para los eventos negativos. Sin embargo, el estilo optimista para explicar situaciones favorables es a la inversa: quien cree que a él se debe la causa del buen resultado tiende a aceptarse mejor que quien piensa que las cosas buenas vienen de otras personas o de las circunstancias.
Remate: Descubre más acerca del optimismo y su potencial para mejorar tu vida en el Certificado en Fundamentos de la Psicología Positiva. Mayores informes al 01 800 288 8220.
El optimismo se puede enseñar y aprender y es el resultado de una serie de experiencias que conducen a una actitud mental abierta y a un control inteligente de las emociones. Para favorecerlo, Seligman sugieren la comprensión de tres dimensiones cruciales de cada estilo explicativo: permanencia, generalización y personalización.
Permanencia. Se refiere al tiempo. Quienes se rinden con facilidad creen que las causas de los malos sucesos son permanentes. Piensan en términos de siempre, nunca. Si los cambian por a veces y últimamente, podrán darles una dimensión temporal y pensarán con un estilo optimista. Observa el estilo explicativo de estos ejemplos: “Siempre me estás reclamando”. “Últimamente no me has llamado”.Generalización.Los sucesos pueden ser específicos o universales. Las explicaciones generales para las cosas malas producen una indefensión duradera, mientras que las explicaciones específicas producen resiliencia. Nota la diferencia: “Todos los jefes son injustos” o “Mi jefe es injusto”.
Las dimensiones de permanencia y generalización son muy importantes, porque controlan lo que hacemos, es decir, cuánto tiempo y en cuántas situaciones estamos indefensos.
Personalización. Tiene que ver con la autoestima. Cuando ocurren acontecimientos adversos podemos culparnos a nosotros mismos, o culpar a otros y a las circunstancias. Una autoestima baja generalmente surge de un estilo explicativo interno para los eventos negativos. Sin embargo, el estilo optimista para explicar situaciones favorables es a la inversa: quien cree que a él se debe la causa del buen resultado tiende a aceptarse mejor que quien piensa que las cosas buenas vienen de otras personas o de las circunstancias.
Remate: Descubre más acerca del optimismo y su potencial para mejorar tu vida en el Certificado en Fundamentos de la Psicología Positiva. Mayores informes al 01 800 288 8220.
