Diciembre llega con actividades que generan altos niveles de estrés en los diferentes ámbitos de la vida. Suelen ser semanas de cierre en las empresas, de evaluaciones, tiempo de planeación de fiestas. También es una época en que se cuestiona qué tanto se ha avanzado respecto a las metas prospectadas, hasta el punto de la comparación con los demás.
Ante lo inminente, ¿qué podemos hacer? La Psicología Positiva tiene algunas recomendaciones acordes con lo que cada uno de nosotros esté experimentando en su vida. Pero hay algunas más universales; por ejemplo, brindarnos periodos de descanso y serenidad dentro de nuestros ajetreados calendarios. La Dra. Emma Seppala, de la Universidad de Yale, nos invita a cultivar la calma a través de ejercicios de respiración. En su investigación, encuentra que, aunque tengamos emociones positivas, nos falta cultivar las emociones de baja intensidad, que nos ayudan a recuperarnos del estrés de la vida. Un ejercicio muy sencillo es tomar los dedos centrales (índice y medio) de la mano y ponerlos en el puente de la nariz, tapar con el pulgar el lado derecho e inhalar por el izquierdo; o tapar con el meñique y el anular el lado izquierdo y sostener la respiración; finalmente, destapar el pulgar y exhalar por el lado derecho de la nariz. Es importante repetir varias veces, ya que es una forma sencilla de cultivar capacidad pulmonar para lograr más serenidad.
Ahora, en particular, es increíble el nivel de estrés que pueden generar, para algunas personas, las fiestas decembrinas. Ante ello, hay que recordar que es importante aprender a saborear la vida, a disfrutar todas las etapas de la experiencia, la cual, según el Dr. Paul Rozin, de la Universidad de Pennsylvania, tiene ciertas etapas: la anticipación, la experiencia misma y la memoria. A veces estamos tan preocupados y estresados por que la experiencia sea buena que mientras está sucediendo no la disfrutamos. De ahí que la recomendación sea enfocarnos en las emociones que queremos provocar y asumir las tareas de planeación ligadas a generarnos emociones positivas. También debemos disfrutar de la planeación de las compras previas y darnos permiso de improvisar. Además, podemos practicar actos espontáneos de generosidad a lo largo del día ayudando a otros: pagar el café o el refresco a la persona detrás de ti en la fila, dar las gracias al personal de limpieza de las calles de la ciudad o pueblo donde vives, etcétera.
Finalmente, es importante recordar que lo que más genera felicidad son las experiencias y no las cosas: no hay que ver lo que dejamos de hacer en el año; mejor, observemos lo que logramos y sobre esto construyamos el futuro. No nos comparemos con nadie y, sobre todo, generemos felicidad tanto para nosotros como para los demás a través de compartir emociones, no bienes materiales. Usar el dinero para comprar cosas tiene poco efecto en nuestro nivel de felicidad (Dunn). Parece trillado, sí, pero los seres humanos experimentamos un proceso de adaptación hedónica. La investigadora Sonja Lybomirsky, de la Universidad de California, habla de cómo los seres humanos pensamos que cambiar nuestras circunstancias de vida tendrá un gran efecto en nuestros niveles de felicidad. Por ejemplo, “Si yo tuviera más dinero”, “Si pudiera comprar un carro nuevo, tener una casa propia o encontrar el amor”. Está comprobado en los estudios de Lybomirsky que esto es un mito, pues este tipo de factores solamente mueve nuestro nivel de felicidad un 10% y, además, en el tiempo, el efecto se disminuye hasta que desparece y el carro que nos hacía feliz el día que lo compramos deja de tener un impacto en seis meses o un año. El antídoto para el proceso de adaptación es la gratitud. Practica el irte a dormir cada noche agradeciendo tres cosas que te pasaron durante el día.
En resumen, podemos manejar mejor el alto estrés del cierre del año si cultivamos la serenidad, aprendemos a saborear cada parte de la experiencia incluyendo la preparación de las fiestas decembrinas, nos enfocamos en lo que mejoró nuestra vida y no olvidamos agradecer cada noche tres cosas de nuestro día.
Dunn, Elizabeth W., Lara B. Aknin, and Michael I. Norton. "Prosocial Spending and Happiness: Using Money to Benefit Others Pays Off." Current Directions in Psychological Science (forthcoming).
Lyubomirsky, S. (2008). The how of happiness: A scientific approach to getting the life you want. Penguin.
Rozin, P & Stellar, J (2009) Posthumous events affect rated quality and happiness of lives. Judgment and Decision Making, Vol. 4, No. 4, June, pp. 273–279.
Seppälä, E. (2016). The Happiness Track: How to apply the science of happiness to accelerate your success. Hachette UK.