Ciencias de la felicidad Blog

Los buenos hábitos hacen la diferencia

Para lograr metas, es necesario apoyarte en las pequeñas conductas repetitivas.

Durante el II Foro de Ciencias de la Felicidad, realizado en octubre de 2014, el Dr. Tal Ben Shahar, experto en psicología positiva, explicó que los cambios progresivos son mejores que los fracasos espectaculares. Cuando queremos mejorar, generalmente nos proponemos cambios radicales, pero es frecuente que al poco tiempo se abandone el propósito, ya que la fuerza de voluntad es limitada. El cambio es posible, pero no puede apoyarse únicamente en la autodisciplina, sino en pequeños hábitos o rituales. La mayoría de los expertos en bienestar coinciden en que el cambio perdurable requiere repetición. 
 
El efecto de las pequeñas acciones
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Margaret Greenberg y Senia Maymin, autoras del libro Profit from the Positive, explican que una de las preguntas constantes de las empresas es cómo aumentar la productividad sin aumentar el gasto en recursos o personal. Para lograrlo, generalmente se establecen nuevas metas y es la labor del líder llevar al equipo a este cumplimiento. Sin embargo, como en el caso del cambio personal, poco se logra si no se cambian los hábitos. Estas pequeñas conductas se ritualizan y se hacen de una manera prácticamente automática, pues están integradas en una secuencia de actividades en nuestro día. La repetición de un hábito crea una ruta neuronal que facilita que se siga repitiendo en determinadas circunstancias, que son sus disparadores. Por ejemplo, algunas personas acostumbran tomar un café después de comer y esto funciona como disparador para encender un cigarro. Este hábito se arraiga de tal manera que es casi imposible cambiarlo: se tiene que sustituir por un nuevo hábito. En este caso, si la persona está tratando de dejar de fumar, quizá tenga que cambiar la conducta completa, es decir, eliminar no sólo el cigarrillo, sino también el disparador. Una alternativa sería lavarse los dientes inmediatamente después de comer, o salir a dar una pequeña caminata después de comer.
 
Por su parte Jeff Olson, autor del libro The Slight Edge, propone que el secreto del éxito está en conductas sencillas y pequeñas que se repiten una y otra vez. Señala que son tan pequeñas que pueden pasar inadvertidas. Sin embargo, es la repetición de los buenos hábitos los que pueden ayudar a ahorrar, a bajar de peso, o a aumentar la productividad. La pequeña ventaja está en los hábitos sencillos que favorecen el logro de metas.

¿Cómo se establece un nuevo hábito?
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Para que un hábito se automatice necesita repetirse a la misma hora y el mismo lugar. También es necesario identificar un disparador que ayude a iniciarlo. Por ejemplo, cuando una persona tiene una carga de trabajo que lo sobrepasa, es frecuente que deje que se acumulen los papeles en su escritorio o cualquier otra superficie de su oficina. Eso tiene un impacto en su productividad y en su claridad mental. Para cambiar el hábito de acumular papeles necesitaría establecer un tiempo, por ejemplo 10 minutos al final del día, para archivar lo que pueda en este tiempo establecido. El disparador podría ser una alarma en su celular 10 minutos antes de salir. El hábito se reforzaría con una recompensa, que es salir hacia casa después del trabajo.  
 
Si tienes una meta, pregúntate, ¿cuál de mis hábitos me puede ayudar a lograrla? ¿Necesito establecer un nuevo hábito? ¿Cuál podría ser el disparador del hábito? ¿En qué momento del día puedo integrarlo? A la mente le gusta la repetición de conductas y puedes ayudarte de esta forma de automatización para “delegar” ciertas tareas y ser más eficiente y productivo.


Margaret Greenberg, Senia Maymin y Jeff Olson compartirán sus estrategias de éxito y bienestar en el III Foro de Ciencias de la Felicidad.
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Publicado: 2017-12-29 00:29:32
Autor: Universidad Tecmilenio