Ciencias de la felicidad Blog

La vida es bella

Abre tu corazón y tu mente para disfrutar de la hermosura cotidiana. 

¿Cómo caminas por la vida? ¿Eres de las personas que van embrollados en sus propios pensamientos y no aprecian nada a su alrededor? ¿Cómo te relacionas con los demás? ¿Estás siempre pensando en lo que podrían mejorar, sin darte cuenta de sus capacidades y talentos? ¿Qué pasa en tu interior cuando contemplas a una persona siendo extremadamente bondadosa o compasiva? 

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La forma en la que respondes a las preguntas anteriores tiene que ver con la fortaleza de carácter llamada aprecio de la belleza y la excelencia. Algunas personas van por la vida con los ojos cerrados o como si tuvieran un campo de visión limitado, sólo fijándose en lo que en ese momento les interesa, sin darse cuenta de todo lo bello y excelente que las rodea. Otras personas enriquecen su vida por medio de la contemplación cotidiana de la hermosura. 

 

Como fortaleza, el aprecio a la belleza y la excelencia se refiere a la habilidad para encontrar, reconocer y obtener placer de la existencia del bien en los mundos físico y social (1). Por ejemplo, una persona que tiene ésta entre sus principales fortalezas puede deleitarse en cualquier lugar en el que esté porque descubre la belleza de una florecita, la admirable estructura de una obra de ingeniería, se da cuenta de la música de fondo que hay en un lugar o se admira de la excelencia que las personas muestran en diferentes tareas. Existen tres tipos principales de aprecio: 1) La sensibilidad hacia la belleza física; 2) La admiración por las habilidades o talentos en los que sobresalen las personas; 3) El aprecio de la virtud o bondad moral. Quienes tienen la mente y el corazón abiertos a la belleza y la excelencia experimentan más alegría en la vida cotidiana, nuevas maneras de encontrar sentido a su vida y se relacionan de manera más profunda con los demás. 

 

Sensibilidad a la belleza física

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Este aspecto de la fortaleza del aprecio permite a las personas experimentar asombro o maravillarse al encontrar belleza en el camino al trabajo, al ver una obra de arte, al observar una competencia deportiva o simplemente al observar los rostros humanos. Una persona con sensibilidad estética no sólo aprecia la belleza que encuentra, sino que disfruta al realizar actividades que le permiten un mayor contacto con el arte y tiene facilidad para crear una armonía visual en sus espacios personales, como su casa u oficina.

 

La admiración por las habilidades o talentos

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Consiste en darse cuenta y valorar la forma única en la que otras personas trabajan o resuelven situaciones diarias. Al contemplar la excelencia en las habilidades de otros, experimentan admiración y respeto genuinos, en lugar de sentir envidia o deseos de competir. Las personas se sienten inspiradas por los talentos de los demás para a su vez mejorar o perfeccionar sus habilidades. 

 

El aprecio de la virtud o bondad moral

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Ocurre cuando se experimenta asombro al observar despliegues extraordinarios de bondad, compasión, perdón, amor o cualquier otra virtud. El corazón se expande al ser testigo de las cualidades y virtudes que nos hacen realmente humanos y la persona siente elevación moral, es decir, el deseo de actuar de manera ética y virtuosa. 

 

El aprecio de la belleza y la excelencia es una fortaleza que nos pone en contacto con la trascendencia. Si deseas ejercitarla con mayor frecuencia puedes apoyarte en tu curiosidad y amor por aprender, así como en la gratitud y la espiritualidad. 

 

 

1. PETERSON, Ch.; SELIGMAN, M. Character Strengths and Virtues: a Handbook and Classification. APA, Oxford University Press. NY, 2004. 

 

Publicado: 2017-12-28 23:49:31
Autor: Universidad Tecmilenio