En el contexto actual los educadores debemos entender el papel importante que juega la psicología positiva en nuestras instituciones educativas. Esto de la educación positiva parece una moda, pero en realidad la educación positiva reta a los paradigmas tradicionales de educación a que –más allá del rendimiento académico– las instituciones educativas consideren el bienestar de los estudiantes como una meta en sí misma.
Algunas prácticas aplicadas de la psicología positiva, ciencia que estudia el bienestar humano en la educación son:
Martin Seligman y Chris Peterson (2004) realizan un estudio de las 24 fortalezas de carácter que son valoradas en todas las culturas. Estas fortalezas son rasgos distintivos de cada ser humano y al utilizarlas generamos más bienestar. Los educadores podemos utilizar lo que está funcionando bien para sugerir al alumno o a sus padres que reflexionen sobre cómo podemos utilizar estas características de la personalidad para resolver aquello que no se ha logrado aún, ¿cómo? Las fortalezas van desde el liderazgo, hasta el humor*. Imagina que le sugieres a un alumno cuya fortaleza es el humor que encuentre humor en las matemáticas que se le dificulta aprender.
La psicóloga Carol Dweck de la Universidad de Stanford ha pasado décadas estudiando lo que llama las mentalidades o Mindsets (2006). Cuando nosotros tenemos una mentalidad fija solemos pensar que nuestra inteligencia está predeterminada y no hay mucho que podamos hacer. A veces escuchamos personas que se juzgan a sí mismos “yo no soy buena para los deportes”, “no tengo oído musical”. Esto es tener un mindset fijo. Por el contrario Dweck descubre que hay otra forma de ver el mundo: la mentalidad de crecimiento, en la que la persona está consciente de que con el esfuerzo puede lograr lo que se proponga, esto implica tomar una ruta más difícil. Los padres de familia y educadores podemos apoyar a crear esta mentalidad de crecimiento en los niños y jóvenes, retroalimentando el esfuerzo y poniendo modelos de roles de personas que nos atrevemos a hacer cosas nuevas, personas que aprendemos de los errores y que entendemos el esfuerzo como parte del éxito.
Otra intervención que podemos hacer de forma muy sencilla es asegurarnos que nuestra retroalimentación a un estudiante está observando no solamente los errores sino también lo que está bien, dando estrategias para mejorar. La evaluación formativa positiva implica comenzar por reconocer los avances, señalar claramente lo que no se ha logrado aún y trazar recomendaciones para lograrlo. Es muy importante que como educadores pongamos mucho cuidado en la forma en la que hacemos retroalimentación escrita y verbal, pues de ello depende mucho la construcción de la persona y su propia identidad.
Una cuarta herramienta sencilla es el establecimiento de metas, la psicología positiva ha comprobado que las personas que tienen metas y son capaces de alcanzarlas generan mayor bienestar para sí mismas y mayor éxito, se sienten en control de su futuro. La psicología positiva se apoya de teorías como la de esperanza de C.R. Snyder (2000) para ello. La teoría de Snyder plantea que la esperanza es la capacidad de sentirnos en control de nuestro futuro, para ello necesitamos tener claras nuestras metas y la rutas para llegar a ellas, debemos ser capaces de visualizar obstáculos y tener la resiliencia para superarlos. Establecer metas es un reto, las metas deben ser medibles, alcanzables y retadoras. Cuando un alumno se enfrenta a un reto y establece la meta de superarlo, necesita trazar un plan que le permita en efecto llegar a dicha meta.
La mejor noticia que nos dan los estudios empíricos es que los estudiantes que utilizan sus fortalezas, se sienten queridos y valorados, entienden el esfuerzo como parte del éxito y saben trazar metas tienen mejores resultados académicos. Adicionalmente, estos niños y jóvenes crecen para ser adultos psicológicamente sanos y capaces de desarrollar bienestar para ellos y los demás.
Imagina un salón lleno de alumnos no sólo felices, sino felices por aprender. Los educadores, los padres de familia no debemos perder la oportunidad de dar a nuestros niños y jóvenes un futuro lleno de esperanza y bienestar, de satisfacción y plenitud. Acompáñanos al IV Foro de Ciencias de la Felicidad para conocer más sobre Educación positiva.
*Para la clasificación completa de fortalezas de carácter visita la página viacharacter.org
Dweck, C. (2006). Mindset: The new psychology of success. Random House
Peterson, C., & Seligman, M. E. (2004). Character strengths and virtues: A handbook and classification. Oxford University Press.
Snyder, C. R. (Ed.). (2000). Handbook of hope: Theory, measures, and applications. Academic press.