Cinco pequeñas acciones para aumentar tu bienestar
La mayor parte de las personas se proponen algo a principios de año, en enero. Otras también hacen un buen propósito cuando inicia el año escolar, en agosto o septiembre. Me gustaría preguntarte: ¿qué te propusiste en enero? Quizá ya lo olvidaste o lo abandonaste.
Sin embargo, las oportunidades de crecimiento y cambio no se dan sólo en meses específicos, sino que cada día es una oportunidad para realizar las pequeñas acciones y dar los pasitos que pueden llevarnos a cumplir nuestros objetivos. A continuación enlisto pequeños cambios que se ha probado que potencian el bienestar y, por tanto, la felicidad.
1. Levántate 10 minutos antes. Cuando nos despertamos con el tiempo justo, estamos con prisa y estrés desde la mañana. Por las apuraciones, a veces nuestro día comienza con mal humor. Levántate un poco antes, para que puedas desayunar con un poco más de calma, tener el tiempo de intercambiar algunas palabras con tu familia, desearles buenos días y salir sin correr.
2. Medita aunque sea tres minutos.
La atención plena nos ayuda a ver nuestros pensamientos, emociones, relaciones y problemas con más perspectiva y objetividad. Por tanto, observar lo que ocurre dentro de nosotros mismos con curiosidad, apertura y aceptación, aunque sea por tres minutos, nos ayuda a centrarnos, ganar perspectiva y previene que reaccionemos sin pensar.
3. Realiza un pequeño acto de bondad.
Sonja Lyubomirski y Julia Boehm[1] señalan que realizar pequeños gestos de amabilidad es una conducta probada para aumentar el bienestar. No tienen que ser grandes obras, sino las pequeñas acciones a las que a veces evitamos, como lavar los trastes o sacar la basura. También podemos mejorar el ambiente familiar o laboral recuperando la cortesía con un saludo amable, regalando una sonrisa o abriendo la puerta para que pase otra persona.
4. Practica la gratitud.
Otra conducta relacionada con la mejora del bienestar subjetivo es reconocer que se ha recibido algo, apreciar el valor de lo recibido y aceptarlo. No importa si ese regalo es material o inaprensible, si es un obsequio grande o pequeño. La gratitud crece cuando me doy cuenta de que he recibido algo sin merecerlo, ya sea ayuda para un proyecto, un pequeño detalle amable o un regalo de cumpleaños.
5. Aprende a dialogar contigo mismo.
Tus pensamientos pueden ayudarte a lograr tu propósito, a construir la mejor versión de ti mismo. No es porque sean mágicos, sino porque crean una mentalidad abierta o cerrada, flexible o fija, que posibilita o impide tu avance y desarrollo. Observa cómo te explicas tus logros o dificultades, escucha si te identificas como protagonista o víctima de tu propia vida. Tu actitud es la que abre las puertas para cumplir tus metas.
[1] Boehm, Julia K.; Lyubomirski, Sonja. The Promise of Sustainable Happiness en The Oxford Handbook of Positive Psychology. 2nd edition. Oxford University Press. NY, 2009.