Tu recurso más valioso
¿Te has puesto a pensar que todas las experiencias, buenas o malas, todos los hechos vitales tienen lugar en el tiempo? Tus segundos, tus minutos y tus horas son tu recurso más valioso. No se puede acumular, ni ahorrar. No se puede detener. Pero sí se puede invertir y aprovechar. La manera en la que usas tu tiempo es finalmente la manera en la que vives. Usar el tiempo de manera buena, crea una vida plena.
Golda Meir, quien fuera primera ministra de Israel, señalaba: “Debo gobernar el reloj, no ser gobernada por él”. Es decir, si queremos vivir con plenitud debemos ser señores y amos de nuestro tiempo. Sin embargo, en ocasiones somos esclavos de los pendientes y los días se nos pasan sin realizar lo que hemos soñado, sin acercarnos a nuestras metas, olvidando nuestro propósito de vida. Dejamos que nuestra agenda esté determinada por lo urgente y perdemos lo importante.
Mihaly Csikszentmihaly, uno de los padres de la psicología positiva, ha dedicado gran parte de sus investigaciones al tema de la experiencia óptima o flow, es decir, cuando las personas se sienten completamente involucradas y tan motivadas para realizar una tarea, que ésta misma les provoca satisfacción y sentido de logro. Como parte de sus estudios, analizó a qué dedica el tiempo la mayoría de las personas. Descubrió, por ejemplo, que en las sociedades primitivas, como entre los indígenas del Amazonas o los nómadas africanos, no dedican más de cuatro horas al día a las actividades productivas o trabajo, mientras que en las sociedades industriales y pos-industriales ha sido un logro reducir el tiempo laboral a ocho horas.
Pero, ¿qué hay además del trabajo?
Aunque suena como una pregunta absurda, en ocasiones las exigencias del trabajo hacen que las personas pongan entre paréntesis otras áreas de su vida, como lo que Csikszentmihaly llama el tiempo de mantenimiento y el tiempo de esparcimiento. El tiempo de mantenimiento es aquel en el que nos bañamos, vestimos, cocinamos, comemos, compramos provisiones o nos transportamos. El tiempo de esparcimiento es el que dedicamos a socializar, descansar, leer, ver la televisión, hacer deporte o un pasatiempo, salir a pasear o conectarnos con las redes sociales. Te invito a que revises los días de la última semana: ¿Cuánto tiempo dedicaste al trabajo, al mantenimiento y al esparcimiento? ¿Notas algún desequilibrio? ¿En qué estás gastando o invirtiendo tu tiempo?
Toma las riendas de tus días
En cierta forma la sociedad nos condiciona en el uso que damos a nuestro tiempo, pero siempre podemos elegir. Lo primero es considerar al tiempo como el recurso más valioso, no renovable, del que está hecha nuestra vida. Mi propuesta no es la de un activismo frenético en aras de emplear el tiempo al máximo. Por el contrario, un tiempo bien aprovechado requiere de un equilibrio entre las tres áreas que señaló Csikszentmihaly. Y que así como planeamos o programamos nuestras actividades de trabajo, demos tiempo en nuestros días a las actividades de mantenimiento y de esparcimiento. Cuando dejamos que un área predomine, perdemos calidad de vida. Por ejemplo, es común posponer las compras o actividades de limpieza para privilegiar el tiempo de trabajo o esparcimiento, pero a la larga esto tiene un efecto en la forma en la que nos alimentamos y nos vestimos; el desorden y los malos hábitos comienzan a generar estrés. Por otra parte, cuando olvidamos el tiempo de descanso o esparcimiento, nuestra vida comienza a perder la dulzura de las relaciones interpersonales, nos volvemos irritables y esto también afecta nuestra productividad. Y recuerda, el mejor regalo que puedes hacer a una persona que amas no es un objeto, es dedicarle tiempo.