Específica en tus metas qué puedes aprender, por qué es significativo y para qué lo deseas.
Siempre comenzamos el año con aspiraciones y sueños, pero a veces nos da miedo correr el riesgo de ir tras ellos. La Dra. Carol Dweck ha estudiado qué tipo de mentalidad puede llevarnos al éxito y a la plenitud. En sus investigaciones descubrió que cuando tenemos una mentalidad fija, preferimos ir por un camino seguro, sin riesgos, haciendo siempre las actividades en las que somos buenos. En una de sus observaciones descubrió que había niños de cuatro años que preferían hacer el mismo rompecabezas una y otra vez que arriesgarse a fracasar con otro un poco más difícil. Por el contrario, había otros niños que se emocionaban con el reto, con el aumento en la dificultad, con la posibilidad de aprender. Estos niños tenían una mentalidad de crecimiento. Otra diferencia entre las personas que tienen mentalidad fija y mentalidad de crecimiento es cómo reciben la evaluación, la crítica o el fracaso. Para las personas de mentalidad fija, lo importante al recibir una evaluación es reafirmar su valía; si fracasan se sienten mal porque se ve afectada su autoestima. Para las personas con mentalidad de crecimiento, la evaluación es una retroalimentación que les permite mejorar y el fracaso es una oportunidad de aprendizaje. ¿Con cuál de las mentalidades te identificas?
La mejor forma de hacer que un deseo se convierta en realidad, es convertirlo en una meta. Scott Crabtree, especialista en felicidad, señala que las metas no sólo deben ser específicas, medibles, realistas, relevantes y calendarizadas, de acuerdo a las siglas SMART, sino que podemos reforzarlas, hacerlas SMARTEST, si añadimos que sean Educativas, Significativas y para algo (Towards). De esta manera se refuerza la mentalidad de crecimiento.
Tres maneras de reforzar las metas
Metas educativas. Scott Crabtree aconseja que escribamos las metas definiendo qué es lo que queremos aprender, pues esto nos hace más resilientes frente a los obstáculos. Por ejemplo, una meta bastante común es lograr un peso adecuado. ¿Cómo podrías plantear esta meta de una manera educativa? Quizá una manera de redactarla sería: “Aprender a elegir los alimentos y los hábitos que me ayudan a tener un peso saludable”. De esta forma, en lugar de tener como meta “bajar 10 kilos”, el enfoque está en el proceso de aprendizaje, en el que es natural que haya momentos de dificultad, pero podemos verlos como parte del camino, en lugar de como un fracaso.
Metas significativas. Crabtree también aconseja que añadir a la meta por qué es significativa para nosotros, por qué queremos lograrla, qué sentido nos hace. A veces, sin darnos cuenta, perseguimos metas que realmente no tienen un significado personal, sino que son bien vistas en nuestra familia o círculo social.
Metas para algo. Redacta tu meta estableciendo qué quieres lograr, es decir, en positivo, en lugar de escribir lo que quieres evitar. Por ejemplo, una meta de evitación sería: “dejar de fumar”. ¿Cómo puedes redactar esto de manera positiva? Quizá, usando los tres consejos de Crabtree, podrías frasearla así: “Aprender a manejar el estrés y a cuidar mi cuerpo, especialmente mi aparato respiratorio, dándole el aire limpio que necesita, pues esto me ayuda a sentirme con más energía y mejora mi salud”.
Referencias: