¿Amigos para siempre?
Las emociones positivas y el uso de las fortalezas pueden revitalizar las amistades.
Mi mamá murió hace 29 años, pero mi familia y yo todavía vemos con frecuencia a la que fue su mejor amiga. Su amistad nació cuando ellas tenían 10 años, aunque no vivían en el mismo lugar, sino que mi mamá vivía en Puebla y su amiga en un pequeño pueblo de ese Estado que en esa época se llamaba San Marcos. Se veían en las vacaciones, pues mi mamá iba ahí a visitar a sus primos. Después su amiga se mudó también a Puebla y por un tiempo fueron juntas a la escuela. Unos años después, mi mamá se mudó a Oaxaca. Aunque no se veían con la misma frecuencia, continuaron su amistad por carta. Con el tiempo ambas vinieron a vivir al D.F. y aquí, siendo profesionistas y ya casadas, continuó su amistad. La amiga de mi mamá se convirtió en mi madrina y, por su presencia amable y constante, en madrina por cariño también de todos mis hermanos.
En el curso de la vida tenemos muchos amigos circunstanciales y pocos que permanecen aun después de la muerte. ¿Qué hace que una relación positiva sea duradera? Muchas amistades con potencial terminan por la tendencia que tenemos a poner atención a lo negativo, es decir, aunque una persona sea divertida, honesta, bondadosa, un día comienzan a pesar más sus fallas como la impuntualidad, la falta de paciencia o su poca humildad... Y poco a poco nos vamos alejando de alguien con quien podríamos construir una amistad duradera y floreciente, que nos acompañara por todas las etapas de nuestra vida.
La tasa de positividad
La Dra. Barbara Fredrickson afirma que las emociones positivas son más frecuentes que las negativas, pero no las percibimos con la misma intensidad, dado que las negativas nos alertan del peligro. En sus estudios ha descubierto que para que una relación sea floreciente es necesario que existan más interacciones positivas que negativas, en una tasa de 3 a 1, si es un amigo o compañero, o de 5 a 1 si es un cónyuge o una persona con la que trabajamos cotidianamente. Como podemos ver, mientras mayor sea nuestro contacto con alguien, más necesario es mantener una tasa de positividad alta. Quizá por eso hay amigos con los que tenemos un trato frecuente por un tiempo y después se desvanece la amistad: no hubo suficientes interacciones positivas y al final ganó la negatividad.
Aprecia lo positivo
Como las emociones positivas son sutiles, es importante apreciarlas y hacernos conscientes de ellas, pues de otra forma será la negatividad la que capte nuestra atención. Trae a tu memoria alguna persona cercana: ¿Cómo te sientes con ella? ¿Experimentas alegría, interés, gratitud, serenidad o inspiración? Ahora observa cuáles de tus fortalezas de carácter entran en juego en esta relación: ¿actúas con bondad? ¿usas tu esperanza? ¿se pone en acción el trabajo en equipo? ¿ se despierta la curiosidad? Por último, observa qué fortalezas de carácter emplea la otra persona en su relación contigo: ¿destaca su creatividad? ¿confías en él por su honestidad? ¿te muestra amor?
Un verso del Corán, el libro sagrado de los musulmanes aconseja: “El habla bondadosa y el perdón son mejores que las limosnas seguidas por el daño”. Nuestras relaciones podrán hacerse más fuertes y duraderas si apreciamos e las emociones positivas que nos generan y las revitalizamos con el uso consciente de las fortalezas de carácter. Los muchos regalos y dádivas no aminoran los daños, como señala esa frase del Corán. El uso consciente de las fortalezas los previene y ayuda a suavizar y perdonar las diferencias, grandes o pequeñas, que son parte inevitable de las relaciones humanas.