Las vacaciones deben planearse, pero también el regreso a la rutina. Cualquier persona enfocada en su bienestar, como estudiantes y colaboradores de Tecmilenio, sabe que el descanso es fundamental para recuperarse del estrés diario que enfrentamos en los estudios o en el trabajo.
Un periodo vacacional tiene resultados positivos si las actividades que realizas te ayudan a relajarte, son dignas de recordar, y si te tomaste el tiempo adecuado para dormir. Sin embargo, toda esa relajación y alegría pueden desvanecerse en las primeras horas si no planeas una buena estrategia para tu regreso.
Un buen ejemplo a seguir es Magda, una líder en una empresa editorial muy prestigiosa, una industria muy exigente y con actividades intensamente estresantes. Cada año, viajaba con su esposo e hijo a lugares lejanos, pero retornaba a casa a más tardar los domingos, para incorporarse a la oficina los días miércoles.
A sus colaboradores les llamaba la atención este hábito, pues en general, las personas regresan a trabajar los lunes. La curiosidad los llevó a probar lo que hacía la “jefa”, y la sorpresa para su bienestar fue muy grata.
Cuando uno(a) vuelve de las vacaciones relajado(a) a un día de trabajo “normal” en lunes, es como si te despertaran con una ducha de agua helada. Lo peor de todo es que faltan cinco días para el fin de semana.
El sistema de Magda te permite recibir el “cubetazo” en miércoles, pero en dos días más puedes tomarte un respiro para ponerte al día, tanto laboral como emocionalmente.
Esa es su estrategia, que puede o no funcionarte, o tal vez tus circunstancias no te lo permitan. Por eso, te compartimos algunas otras ideas sugeridas por un estudio de la Universidad de Radboud, en los Países Bajos, para mantener los efectos positivos que nos regala el periodo vacacional.
El primero es el ejemplo de Magda: en lugar de regresar abruptamente a una agenda llena de trabajo y responsabilidades, planifica un regreso gradual. Si eres estudiante, en lugar de bajarte del autobús o el avión para llegar corriendo al aula, podrías usar varios días previos al inicio de clases para prepararte relajadamente para emprender el nuevo ciclo.
Crea rutinas de relajación. A veces no tenemos ese privilegio y debemos engancharnos de inmediato con nuestra labor. Sin embargo, debes programarte un respiro, ya sea practicando mindfulness o platicando con amistades.
Practica el savoring, una técnica que quizá ya conoces, para aprender a apreciar y disfrutar activamente todos los momentos positivos.
Establece límites entre tus actividades de trabajo o estudio y tu tiempo personal. Está bien, has vuelto a la rutina, pero por tu bienestar, esos espacios también deben considerarte a ti mismo.
Haz actividades disfrutables en tu tiempo libre. Si bien tu tiempo personal puede implicar cortarte el pelo o ir al supermercado, no dejes de hacer actividades que realmente disfrutes.