Este 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, en Tecmilenio queremos darte a conocer sobre la conexión entre la alimentación y el bienestar emocional, que es profunda y compleja.
En el siguiente artículo, conocerás la importancia de una alimentación saludable y con base en tu bienestar.
Actualmente, es común ver cómo el ritmo de la sociedad moderna puede llegar a exponernos a recurrir a la comida como una forma de manejar o evadir nuestras emociones.
Este fenómeno es conocido como “alimentación emocional”, que es la acción de comer por apetencia pero sin hambre, porque nuestro cuerpo no necesita alimento para cumplir con sus funciones vitales, sino que requiere de algún recurso para afrontar, evitar o regular alguna situación o experiencia incómoda.
Desde el comer por ansiedad o estrés, hasta la búsqueda de ciertos ingredientes de los alimentos para producir una sensación reconfortante, se observa que este fenómeno, en parte, ha llevado a la sociedad mexicana a una problemática de salud por sobrepeso y obesidad con serias consecuencias tanto en el ámbito de la salud física, como mental.
Si bien la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 (Ensanut) revela que en México la prevalencia de obesidad en adultos es de 36.9% y de sobrepeso, 38.3%, es importante destacar que se están tomando medidas para mejorar esta situación. El gobierno, las instituciones educativas y las organizaciones no gubernamentales están trabajando juntas para promover estilos de vida saludables y prevenir el sobrepeso y la obesidad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al estrés como el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción, es decir, se trata de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia; mientras que la ansiedad es el sentimiento de temor que se percibe como señal de alerta ante una amenaza, comúnmente desconocida.
“Ambas son emociones que todas y todos experimentaremos en algún momento y en estas situaciones hay quienes recurren a la comida como una forma de aliviar momentáneamente el malestar. Para darnos una idea, pensemos en responder preguntas como:
¿Percibo que mis problemas son menos después de comer?, ¿siento hambre cuando tengo miedo?, ¿me importa la calidad de lo que como o prefiero no pensar en eso y disfrutar?, ¿es común que en fiestas o situaciones sociales coma más de lo normal?, ¿comer mejora mi estado de ánimo?, o ¿cuándo tengo hambre, mi estado de ánimo cambia?
Si la respuesta a por lo menos cinco de estas preguntas es sí, es muy probable que nuestra forma de alimentarnos esté relacionada con las emociones”, explica Kikue Cruz Maturano, directora asociada de la Escuela de Bienestar y Salud de Tecmilenio.
En estas situaciones, añade la directora asociada, el cuerpo presenta actividad extraordinaria en el eje HPA (hipotalámico-pituitario-adrenal), lo que genera hormonas del estrés como el cortisol. Este produce aumento del apetito y nos lleva a consumir alimentos ricos en grasas, azúcares y carbohidratos refinados (como pizza, galletas o helados, entre otros), conocidos como comfort food por la sensación que producen debido a la liberación de neurotransmisores, que nos hacen sentir momentáneamente mejor.
Sin embargo, esta percepción de seguridad, felicidad o calma es efímera y puede llevar al sobrepeso o la obesidad.
“Al consumir estos alimentos, nuestro cerebro libera endorfinas y otros neurotransmisores que nos proporcionan una sensación momentánea de alivio emocional, que puede conducir a un ciclo de dependencia poco saludable.
Por ello, para romper este patrón es importante detectar las situaciones que nos llevan al ‘comer emocional’ y atenderlo no solo desde el punto de vista alimenticio, sino también psicológico y de activación física”, señala Cruz.
Entre las reacciones relacionadas con el comer por causas emocionales están los cambios derivados de largos periodos de exposición a situaciones estresantes, donde llegan a presentarse altos niveles de la hormona grelina, que provoca una mayor sensación de hambre. Asimismo, es común que disminuyan los niveles de leptina, la hormona que desencadena la sensación de saciedad.
La estrecha relación entre la salud mental y los padecimientos derivados del sobrepeso o la obesidad requiere de un enfoque integral. Atendiendo a esta necesidad, el plan de estudios de la Licenciatura en Nutrición de Tecmilenio contempla los diversos aspectos de atención, prevención y promoción para generar cambios positivos en la sociedad. Esto se logra tanto a través del plan general de estudios de la carrera, como de la oferta de certificaciones en temas como Nutrición y Deporte, Gestión en Salud, Nutrición y Alimentos Funcionales, y Terapias Complementarias en Salud, entre otras.
Asimismo, lograr que las personas que viven con problemas alimenticios relacionados con las emociones alcancen un equilibrio óptimo requiere de una atención profesional, oportuna y continúa, con enfoque multifactorial, basada en la empatía y la educación.
“En Tecmilenio consideramos que nuestros profesionales de la nutrición deben estar preparados para atender y tratar tanto a personas con padecimientos ya desarrollados, como a diseñar programas y administrar servicios de alimentación que ayuden en la prevención, a través de la orientación, la educación y el incentivar hábitos saludables en la sociedad mexicana. Esa es la razón por la que nuestras certificaciones están enfocadas en aspectos como el autocuidado, el apoyo emocional y la consolidación de una alimentación consciente y equilibrada”, concluye Kikue Cruz.
Y tú, ¿cómo cuidas tu bienestar integral?