El Día Mundial de la Salud Mental nos recuerda la importancia de estar atentos y al cuidado de nuestra salud emocional, particularmente en el trabajo, donde transcurren gran parte de nuestras horas. Hoy más que nunca resulta vital que las empresas no sólo se concentren en los resultados y la eficiencia, sino que también se esfuercen por crear ambientes que promuevan el desarrollo personal y profesional de sus empleados, haciendo del bienestar un eje central en sus políticas.
En estos tiempos entendemos que el trabajo no lo es todo y que puede afectar nuestra salud física y mental, tanto de manera positiva como negativa. Durante mucho tiempo, se creyó que el bienestar era una responsabilidad individual y que las organizaciones no tenían la obligación de preocuparse por los hábitos de sus colaboradores o las consecuencias de ciertas actividades laborales, como el estrés.
Sin embargo, esto ha cambiado o está cambiando. Al inicio de esta década, la pandemia nos lo recordó bruscamente, pero hay situaciones individuales que también nos alertan y que no deberían ser ignoradas.
Involucrarse de forma poco saludable con el trabajo y mantener malos hábitos tiene costos elevados, no sólo para la salud de las personas, sino también para las organizaciones y la economía en general. Cada vez más personas buscan espacios y medios para hacer ejercicio físico, llevar una dieta sana, dormir lo suficiente, descansar y practicar meditación.
Y las organizaciones de avanzada comienzan a fomentar prácticas internamente y a establecer políticas para respetar el tiempo libre de las personas, mejorar las relaciones laborales y ofrecer espacios agradables y seguros para trabajar.
No es para menos. Estudios científicos han demostrado que la actividad física moderada y frecuente mejora tanto la salud física como la mental, y que la meditación, en ciertas condiciones, reduce el estrés y la ansiedad. Muchas empresas están habilitando espacios e incentivos para que sus colaboradores adopten estas prácticas.
La falta de sueño es otro ejemplo claro. No solo aumenta los riesgos de trastornos mentales, sino que también incrementa la posibilidad de accidentes laborales.
Las organizaciones no se limitan a la prevención; muchas han dado pasos proactivos para garantizar que sus colaboradores se sientan satisfechos de trabajar con ellas. Es común ver intervenciones diseñadas para mejorar las condiciones emocionales de las personas.
Las ciencias del bienestar ofrecen numerosas herramientas para este propósito. Por ejemplo, existe un conocimiento amplio sobre cómo generar ambientes laborales positivos, y las organizaciones están aplicando estas estrategias para que su personal acuda al trabajo con mayor entusiasmo. Esto es parte de la misión del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral.
Los gobiernos también están tomando medidas. En México, la NOM 035 busca prevenir y mitigar los riesgos psicosociales, lo cual obliga a las organizaciones a promover entornos de trabajo favorables que impulsen el bienestar de sus trabajadores.
Este tema no se debe tomar tan a la ligera. En el mundo, alrededor del 13% de la población (casi mil millones de personas) sufre algún trastorno mental, según cifras de la Organización Mundial de la Salud. Muchos de estos problemas están relacionados con el estrés laboral o la falta de autocuidado.
Te invitamos a conectarte el próximo 17 de octubre al evento virtual Wellbeing 360: Organizaciones Positivas, donde expertas y expertos abordarán estos temas y explicarán cómo las organizaciones pueden contribuir a mejorar la salud mental de sus colaboradores(as).